Te ayudamos a preparar tu casa para este verano.

El verano puede ser una época muy bonita cuando estamos en la playa, la piscina o pasando las vacaciones en un parque acuático. Sin embargo, algo tan simple como estar en casa puede convertirse en un calvario si notamos las altas temperaturas más que en otros sitios y no le ponemos solución.

El calor afecta a todos por igual en la calle, pero en casa la cosa es diferente.

Nuestros hogares deben estar preparados para combatir los cambios de temperatura si no queremos sufrir las altas temperaturas durante el verano y las bajas en invierno, las cuales pueden afectar a nuestra salud además de a nuestro propio hogar.

En este caso, como estamos en verano, vamos a hablar de qué ocurre si aguantamos más calor de la cuenta en casa y qué medidas podemos llevar a cabo.

¿Cómo afecta el calor a un hogar que no está preparado para combatirlo?

Nuestra salud es lo primero, y por ello vamos a abordar ese punto en este artículo también.

A pesar de ello, la salud de nuestro hogar también debe preocuparnos, ya que, si no lo cuidamos de estos agresivos problemas, podemos sufrir lo siguiente:

  • Aumento de la temperatura interior.

El calor exterior puede elevar la temperatura dentro del hogar, lo que puede hacer que sea incómodo y dificultar el mantenimiento de una temperatura agradable.

  • A más calor, mayor uso del aire acondicionado.

Para combatir el calor, es probable que se aumente el uso del aire acondicionado.

Esto sin duda puede llevar a un mayor consumo de energía y a un aumento en los gastos de electricidad, cosa que sin duda nos hace preocuparnos bastante.

  • Surgirán problemas de humedad.

En algunos lugares, el calor del verano puede venir acompañado de una mayor humedad.

Asimismo, la humedad puede favorecer el crecimiento de moho y dañar materiales sensibles a la humedad.

  • Desgaste de los materiales exteriores.

La exposición prolongada al calor intenso puede causar desgaste en los materiales exteriores de la vivienda, como la pintura, revestimientos de madera o plásticos. El sol también puede dañar los muebles de exterior y las superficies expuestas, como terrazas y balcones.

  • Riesgo de incendios forestales.

El calor del verano puede aumentar el riesgo de incendios y poner en peligro la seguridad del hogar. Es importante seguir las pautas de seguridad y mantener la vegetación y los materiales inflamables alejados de la estructura del hogar.

¿Y qué consecuencias trae para nuestra salud?

Pasar mucho calor en casa puede tener consecuencias negativas para la salud.

El calor intenso puede provocar una mayor pérdida de líquidos a través del sudor, lo que aumenta el riesgo de deshidratación.

De igual manera, si el cuerpo no puede regular su temperatura adecuadamente, puede producirse un golpe de calor. Esta es una condición médica grave que puede resultar en una temperatura corporal peligrosamente alta, confusión, mareos, náuseas, dolor de cabeza, piel enrojecida y sequedad, pulso rápido y dificultad para respirar. El golpe de calor puede ser potencialmente mortal y requiere atención médica inmediata.

El calor excesivo en el hogar también puede dificultar conciliar el sueño y mantener un sueño reparador. Las altas temperaturas pueden hacer que sea incómodo dormir, lo que puede resultar en insomnio, somnolencia diurna y problemas de rendimiento.

Para acabar, el aire caliente y seco puede irritar las vías respiratorias, especialmente en personas con enfermedades respiratorias como el asma o las alergias. Además, el calor extremo puede empeorar la calidad del aire y aumentar la concentración de contaminantes en el interior, lo que puede desencadenar síntomas respiratorios y dificultades para respirar.

Permanece atento a estas soluciones que te sacarán del problema.

Como ya te imaginarás, preparar tu casa para el calor y las altas temperaturas puede ayudarte a mantener un ambiente más fresco y confortable durante el verano y no sufrir las consecuencias ya mencionadas anteriormente.

Aquí tienes algunas medidas que puedes tomar para aislar tu casa del calor y pasar un verano fresquito:

  • Aísla adecuadamente tu hogar.

Asegúrate de que tu casa esté bien aislada para evitar la entrada de calor no deseado.

Para ello, puedes acudir a un experto para que te asesore en el tema y te ayude a resolver el problema. Entre las soluciones podemos encontrarnos con una rehabilitación de techo y tejado para adaptar uno que aísle térmicamente tu hogar, trabajo que realizan los expertos de Cubiertas Estévez.

También puede estar incluida la sella de grietas y huecos alrededor de puertas y ventanas para que no se escape ni un poco de tu aire acondicionado cuando lo enciendas.

  • Utilizar cortinas o persianas.

Instala cortinas o persianas en las ventanas para bloquear la luz solar directa durante las horas más calurosas del día. Las cortinas de color claro o reflectantes pueden ser especialmente efectivas para mantener el calor afuera.

  • Ventila tu casa.

Aprovecha las horas más frescas del día, como las mañanas temprano o las tardes, para ventilar tu casa. Para ello, abre las ventanas y utiliza ventiladores para crear una corriente de aire que refresque el interior.

  • Utilizar sistemas de refrigeración eficientes.

Si tienes aire acondicionado, asegúrate de que esté en buen estado y sobre todo que esté limpio (para ello limpia los filtros regularmente). Además, usa el aire acondicionado de manera eficiente, ajustando la temperatura a un nivel confortable y cerrando puertas y ventanas para evitar fugas de aire.

  • Evitar el uso de electrodomésticos que generen calor a ciertas horas.

Durante las horas más calurosas del día, evita utilizar electrodomésticos que generen calor, como el horno o la secadora.

  • Cuidar el paisajismo alrededor de la casa.

Si tienes jardín, mantén los árboles y arbustos bien podados para proporcionar sombra en las áreas expuestas al sol. Hacer esto te ayudará a reducir la temperatura exterior y a mantener el interior de tu casa más fresco.

  • Mantente hidratado.

Beber suficiente agua es esencial para mantenerse hidratado durante el calor. Asegúrate de tener acceso fácil a agua potable y bebe regularmente para evitar la deshidratación.

  • Usar ropa fresquita y duerme en ropa de cama adecuada.

Viste con ropa ligera y utiliza ropa de cama fresca y transpirable durante el verano para ayudar a mantener tu cuerpo fresco y cómodo.