La periodoncia es la rama de la odontología que se encarga de prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades que afectan a las encías y a los tejidos que sostienen los dientes. Aunque muchas personas tienden a pensar que la salud bucodental se limita a mantener los dientes libres de caries, lo cierto es que el estado de las encías es igual de importante. Un tratamiento de periodoncia no solo tiene el objetivo de conservar la sonrisa en buen estado, sino que también repercute positivamente en la salud general, ya que las enfermedades periodontales, si no se tratan a tiempo, pueden derivar en complicaciones mucho más graves.
Cuando las encías se inflaman o sangran con facilidad, suele ser un signo de gingivitis, la fase inicial de la enfermedad periodontal. En esta etapa, el tratamiento es relativamente sencillo y se basa en una limpieza profesional que elimina la placa y el sarro acumulados. Sin embargo, si la gingivitis no se trata, puede evolucionar hacia periodontitis, una afección más grave en la que las bacterias penetran en las encías y dañan el hueso que sostiene los dientes. Aquí el tratamiento se vuelve más complejo y requiere técnicas especializadas para detener la infección y preservar las piezas dentales.
Uno de los beneficios más evidentes de la periodoncia es la prevención de la pérdida de dientes. La periodontitis avanzada es la principal causa de la pérdida dental en adultos, y su tratamiento puede salvar piezas que, de otro modo, acabarían extrayéndose. Gracias a la eliminación de las bolsas periodontales y a la regeneración de los tejidos dañados, es posible frenar el avance de la enfermedad y prolongar la vida útil de la dentadura.
La salud de las encías también está estrechamente ligada a la salud del organismo en general. Numerosos estudios han demostrado que las bacterias responsables de las enfermedades periodontales pueden pasar al torrente sanguíneo y contribuir al desarrollo o agravamiento de enfermedades sistémicas como problemas cardiovasculares, diabetes o complicaciones durante el embarazo. De hecho, pacientes con diabetes no controlada tienden a presentar una mayor incidencia de periodontitis, y tratar las encías puede ayudar a mejorar el control glucémico.
Además, la Dra. Sonia Escudero de la Clínica dental Sonrisa Monalisa nos recuerda que un tratamiento periodontal adecuado no solo detiene la enfermedad, sino que también mejora la estética de la sonrisa. Las encías inflamadas, retraídas o sangrantes pueden dar una imagen descuidada, mientras que unas encías sanas enmarcan los dientes de forma armoniosa y transmiten una sensación de salud y cuidado personal. Además, al reducir la acumulación bacteriana, el tratamiento ayuda a combatir el mal aliento crónico, que suele estar asociado a infecciones periodontales.
En términos de calidad de vida, los beneficios son igualmente importantes. Las personas con encías enfermas pueden experimentar dolor, sensibilidad, movilidad dental o dificultad para masticar. Tras el tratamiento, la inflamación desaparece, el dolor se reduce y la función masticatoria mejora notablemente, permitiendo disfrutar de una alimentación más variada y saludable.
El éxito de la periodoncia no termina en la consulta del dentista, sino que se mantiene gracias a una correcta higiene bucal y revisiones periódicas. El paciente aprende técnicas de cepillado más efectivas, el uso del hilo dental o cepillos interproximales, y adquiere hábitos que evitan la reaparición del problema. Este compromiso conjunto entre profesional y paciente garantiza resultados duraderos y una boca sana durante años.
Otros tratamientos bucodentales que mejoran nuestra salud
Existen numerosos tratamientos bucodentales que, más allá de embellecer la sonrisa, tienen un impacto directo en la salud general del paciente. La boca es una puerta de entrada al organismo y cualquier problema no tratado puede derivar en complicaciones sistémicas, por lo que cuidar de dientes, encías y estructuras orales es fundamental para prevenir enfermedades y mantener un buen estado de bienestar.
Uno de los procedimientos más habituales y beneficiosos es la higiene dental profesional o profilaxis. Aunque el cepillado diario es esencial, no siempre es suficiente para eliminar por completo la placa bacteriana y el sarro que se acumulan en zonas de difícil acceso. La limpieza realizada por un odontólogo o higienista no solo ayuda a prevenir la caries y la gingivitis, sino que también mantiene a raya la halitosis y reduce la probabilidad de sufrir infecciones.
La ortodoncia no es únicamente un tratamiento estético, puesto que corregir la alineación dental y la mordida mejora la masticación, facilita la higiene y previene desgastes prematuros y dolores en la articulación temporomandibular. Hoy en día existen opciones más cómodas y discretas, como los alineadores transparentes, que permiten llevar el tratamiento con mayor comodidad y estética.
Por su parte, la odontología conservadora, con tratamientos como empastes, incrustaciones o reconstrucciones, juega un papel crucial a la hora de reparar dientes dañados por caries o traumatismos, evitando extracciones y preservando la funcionalidad de la dentadura. Mantener piezas propias el mayor tiempo posible es siempre la mejor opción para la salud oral y general.
En el caso de pacientes más jóvenes, los selladores dentales son una herramienta preventiva muy eficaz. Consisten en una capa protectora aplicada en las fisuras de las muelas para evitar que las bacterias se acumulen y provoquen caries, algo especialmente útil en niños y adolescentes con una higiene todavía en desarrollo.