Cuando nos ponemos en manos de los profesionales de la salud mental, estamos ante una decisión que se debe tomar no solo por motivos personal, también por razones que hagan que confiemos en el profesional al que acudamos.
Siempre adquiere gran importancia el valorar una serie de aspectos de aquellas personas que nos vayan a atender, en lo profesional, para así poder obtener la ayuda que vayamos a necesitar. Vamos a daros una serie de claves:
Formación
Como nos comentan canvis.es, expertos desde hace años en psicología, es necesario tener un título de carrera que se encargue de avalar una serie de conocimientos básicos. Para ello es fundamental exigir al profesional la titulación de la carrera que pueda avalar una serie de conocimientos básicos.
Para ello es fundamental exigir la titulación de psicología al profesional con el que contactemos. Además de la licenciatura o el grado en psicología, el profesional que llegue a atender en consulta privada deberá contar con una habilitación para este trabajo o ser un psicólogo en el campo sanitario, puesto que esos conocimientos posibilitan el estar frente a una terapia psicológica.
El psicólogo deberá estar colegiado en el colegio oficial de psicólogos y tener un número personal de colegiado.
Son estos unos requisitos básicos para conocer al profesional que nos atenderá y que tendrá una formación básica ideal para poder ejercer, además de los requisitos legales que sean precisos.
Es fundamental que el profesional esté constantemente aprendiendo y creciendo a nivel personal. No olvidemos que la psicología es una ciencia que avanza de manera constante con la investigación experimental, por lo que cuando busques a un buen profesional, tendrá que ser alguien que siga estudiando y aprendiendo para contar con las mejores herramientas al servicio el paciente.
Experiencia
Aunque la base teórica es vital para que los psicólogos ejerzan su labor, el movimiento se aprende andando. No hace falta que un psicólogo tenga cierta edad o pase de manera personal por una serie de situaciones problemáticas para que se sepan aplicar las bases de carácter teórico en el campo de la psicología.
Lo que sí que hace falta es que sepas aplicarlo. Para ello, la experiencia no van a ser los años que lleve haciendo su labor profesional, también un equipo con el que poder contar, revisar casos y dar nuevos puntos de vista.
Cada paciente es un reto nuevo que nos da un gran aprendizaje a lo largo de toda la carrera profesional. Como decíamos antes, en esta profesión se aprende de manera continua.
Empatía
Aunque sea algo redundando, el profesional de la psicología tiene que ser empático, pero al final no lo es. La empatía es una capacidad humana que se puede entrenar con dificultad.
No todos los seres humanos tienen entre sus características personales con la capacidad de la empatía, pero sí que es de gran importancia que los profesionales en el campo de la psicología la tengan y puedan entrenarla.
La terapia es un contexto en el que se debe ser comprendido, escuchado y nunca juzgado, donde sea posible sentirse cómodo para poder hablar de cómo nos vamos a sentir sin miedo a lo que le profesional vaya a pensar.
Los psicólogos no hacen juicios en lo personal, si análisis funcionales de las conductas que sean u originen problemas, de tal forma que marcarán objetivos que puedan ayuda a la persona para que logre sus objetivos.
Implicación
El profesional al que solicites ayuda, deberá dar más importancia a cada paciente en la sesión y fuera de la misma a la hora de preparar cada caso.
En el tiempo que vayan a durar las consultas, la persona que importará deberás ser tú. E este sentido el psicólogo te va a prestar toda la atención, de tal forma que escuchará de forma activa al paciente y analizará todo lo que se expone para valorarlo en la terapia.
Objetividad
No tiene cabida que las propias emociones y los sentimientos del psicólogo puedan entrar a formar parte de la terapia.
Los profesionales en el campo de la psicología aparta su pensamiento para hacer un análisis objetivo de cada caso. No tiene lugar un consejo u opinión, puesto que al final serían juicios personales que no iban a tener nada que ver con el contexto en lo psicológico.
La objetividad no solo se debe tener con el paciente, también con uno mismo. Un profesional bueno tiene que ser capaz de revisar sus propios pasos, analizando si los objetivos que se marquen se habrán cumplido y de no ser así cambiar de camino para que se favorezca el que el paciente pueda evolucionar.