La factura psicológica de presentarse a unas oposiciones es importante. Se pasan temporadas más o menos largas de estrés y de escasa vida social, lo que ocasiona en algunas ocasiones fracturas psicológicas.
Algunas personas dicen que no eran muy sensibles, pero que fue ponerse a opositar y que todo pase a ser una montaña rusa de emociones. Algunos lo viven tan mala que lo dejan y no vuelvan o tardan cierto tiempo en volver a presentarse.
Esa vez que ya se ponen más en serio, como objetivo algunos tienen el aprobar y entrar en alguna de las bolsas de empleo.
Hay gente que una vez con la plaza conseguida, no se olvidan de los años que pasaron opositando. Lo peor puede ser que se produce un desgaste psicológico al tener que estar año tras año lo mismo, salvo que hay algún cambio en el temario, además de la escasa vida social que se tiene. En este sentido, si tus amistades también están opositando, eso puede ser algo muy positivo.
El síndrome del opositor
La preparación de oposiciones lo que implica es estar expuesto a elevados niveles de estrés por un dilatado espacio de tiempo y teniendo la presión de un preparador o academia, por no hablar de la competencia que hay por parte de otros opositores, como nos dicen los expertos de preparadorfisicayquimica.com, que hablan de la importancia de una buena preparación.
Cuando se comienza a opositar, bien en serio, se producen unas modificaciones a nivel de rutinas, que no siempre se suele llevar bien. Se pasa de quedar con los amigos, familiares o pareja cuando queremos a tener unos horarios mucho más rígido, donde a veces se tiene solo un día de descanso.
En este proceso puede que pases por días mejores y otros peores, por lo que puede haber una fluctuación a nivel emocional, donde se puede llegar a sentir que se encuentran en una montaña rusa, días en los que se encontrarán más a tope y otros en los que estarán más irritable.
Es cierto que, ciertamente se pierde vida social, ya que pueden pasar tiempo aislados, pues socialmente es de los factores que puede afectar negativamente a la salud mental de los individuos que están opositando.
Esto se motiva por la sensación de pérdida de tiempo y de culpa que va a invadir a los opositores cuando hacen actividades distintas al estudio, Se piensa que conforme más horas se estudie, mejor, pues se olvidará la productividad y la propia calidad del estudio.
Con todo ello, podemos resumirlo en estrés y escasa vida social, el denominado síndrome del opositor. Pues muchos de los que llegan a la consulta del psicólogo tienen una serie de síntomas parecidos.
La ansiedad
Se asocia a una serie de pensamientos negativos y de preocupaciones, tales como “puedo suspender” disminuye el rendimiento, complicaciones a la hora de atender y concentrarse, así como alteraciones en el sueño, irritabilidad o incluso cambios de humor o estrés.
De igual forma hay problemas en cuanto al estado de ánimo, así como culpabilidad cuando no se estudia, aislamiento social, cansancio, bloqueo mental, problemas de autoestima, etc.
La importancia del autocuidado
No siempre debemos pensar que el hecho de opositar es un tormento, todo va a depender bastante dela situación personal que tenga cada persona y de la importancia que le podamos dar a aprobar. Aunque es toda una montaña rusa en cuanto a emociones, hay que tener una serie de cuidados para que no se convierta en una obsesión.
Hay gente que se lo toma todo con tranquilidad, de tal forma que no se fije objetivos diarios de estudio ni a largo plazo, en cuanto a tener que lograrlo a la primera o en dos años. Lo complicado es cuando no se llega a esos objetivos, pues hay gente que precisa de trabajar así para encontrar la motivación.
Siempre es importante el descanso y lo recomendable es que las personas que opositan siempre saquen algún momento al día donde puedan hacer algo que les pueda apetecer. En ella va a ser posible contar con un día de descanso a la semana, como por ejemplo los domingos y ese respiro le iba a ayudar a comenzar la semana con mucha más energía y motivación.
El parar y optar por el descanso es un punto fundamental en el “autocuidado”, lo que hace que se pueda llevar mejor la época opositora. Es un hecho que contar con un buen descanso en la noche, así como tener horarios regulares de sueño, contar con una buena alimentación o realizar deporte para poder contar con tiempo de ocio y de desconexión.
No hay que olvidar que opositar es toda una carrera de fondo y se tienen que pasar bastantes horas a solas con uno mismo. De igual forma, es necesario tener cuidado con ser perfeccionista y pensar que hay una serie de cosas que van a estar fuera de control, como el número de opositores, la suerte o la cantidad de plazas que estén disponibles. Suspender no se debe ver como un fracaso.
De todas formas, es posible que se llegue a un punto donde todo se haga grande y pensemos en abandonar. Todo va a depender de casa caso en concreto y del objetivo que no nos propongamos. Muchos expertos defienden los descansos y vacaciones, donde siempre van a tener que estar programados.
No es bueno que el opositor pueda llegar agotado a los exámenes, pues la decisión de abandonar una oposición es bastante radical, algo que no se recomienda cuando las personas tengan claro el objetivo de esa oposición a la que se planean presentar. Si se retoma más tarde, es posible que sea complicado el volver a estudiar.
Después de todo lo que os hemos contado, seguro que ahora vais a tener más claro lo que puede llegar a significar algo tan importante como presentarse a unas oposiciones a nivel social, algo que no suele ser fácil, pues hay que renunciar a muchas cosas que nos gustan y sacrificare para lograr el objetivo.