Un niño también puede tener problemas emocionales graves

Cuando un niño o un adolescente sufre algún tipo de crisis o de trauma, todos pensamos, automáticamente, que lo que necesita es un psiquiatra o un psicólogo. No nos paramos a pensar en los cientos de posibilidades que existen para poder ayudar a nuestro hijo que no sean las más comunes y a las que todos recurren.

Pero lo cierto es que estos profesionales de la salud mental pueden ayudarnos (y estoy segura de que lo harán) a mejorar la salud mental de nuestros hijos, existen otros métodos más tranquilos y más sencillos para que el niño experimente una mejora en sus sentimientos.

¿A qué tipo de problemas mentales puede enfrentarse un niño pequeño?

Existe un mito extendido de que un niño no puede experimentar ciertos episodios mentales que podrían desestabilizar sus vidas. Y la realidad es que este tipo de circunstancias no solo afecta a las personas adultas. Aunque un crío no sea capaz de asimilar la vida de la misma forma en la que la hacemos nosotros, también puede verse afectado por cierto tipo de enfermedades mentales que pueden poner, en serio peligro, su estabilidad emocional.

El problema real de este mundo es que, cuando vemos que un niño empieza a tener una pataleta, una crisis de llanto o un aislamiento en sí mismo, automáticamente pensamos que quiere llamar la atención o que, simplemente, tiene “una forma de ser algo peculiar”.

Para que te hagas una idea, aquí tienes una pequeña lista de los diferentes tipos de traumas o dificultades emocionales a las que un niño puede enfrentarse, tenga la edad que tenga.

  1. Ansiedad: Los niños pequeños pueden experimentar ansiedad en situaciones nuevas o desconocidas, cuando están separados de sus padres o cuidadores, o cuando se enfrentan a cambios importantes en sus vidas. Y no, no es una forma de llamar la atención: están sufriendo de verdad, y debemos tratarlos como tal.
  2. Depresión: Aunque esto es menos común en niños pequeños, la depresión puede afectar en algunos casos específicos, tales como pérdida de personas queridas, mudarse a un sitio totalmente desconocido o perder a un buen amigo. Los síntomas pueden incluir tristeza, falta de interés en actividades que antes disfrutaban, cambios en el apetito o el sueño, irritabilidad y dificultad para concentrarse.
  3. Trastornos del sueño: Los niños pequeños pueden tener muchas dificultades para dormir, como despertarse frecuentemente durante la noche, padecer terrores nocturnos o, incluso, problemas para conciliar el sueño.
  4. Problemas de comportamiento: Algunos niños pequeños pueden tener problemas de comportamiento, como rabietas, agresividad o problemas de atención. Y estos, por supuesto, también se tratan.
  5. Problemas de aprendizaje: Algunos niños pueden tener dificultades para aprender o para concentrarse en la escuela, lo que puede afectar su desempeño académico. Y, ya sea con la ayuda de un psicólogo o de un profesional, pueden volver a encauzarse.

¿Cómo saber si mi hijo necesita ayuda profesional?

Existen ciertos factores de alarma que nos puede indicar que un niño no está sufriendo una pataleta, sino que realmente necesita ayuda para aprender a gestionarse.

  1. Cambios significativos en el comportamiento: Si un niño comienza a actuar de manera diferente a como lo hacía antes, como ser más retraído, más agresivo o tener dificultades para relacionarse con otros niños, puede ser una señal de que está experimentando dificultades emocionales.
  2. Problemas de sueño o alimentación: Si un niño tiene problemas para dormir o para comer, como tener pesadillas frecuentes, perder el apetito o comer en exceso, puede ser una señal de que está experimentando ansiedad o estrés.
  3. Problemas escolares: Si un niño tiene dificultades para concentrarse en la escuela, para aprender o para relacionarse con otros niños, puede ser una señal de que necesita ayuda adicional.
  4. Cambios en el estado de ánimo: Si un niño parece estar más triste o enojado de lo normal, o si experimenta cambios de humor bruscos y repentinos, puede ser una señal de que está lidiando con problemas emocionales.
  5. Trauma o pérdida: Si un niño ha experimentado un trauma o ha sufrido una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido muy cercano o un cambio muy importante en su vida, puede ser muy beneficioso buscar la ayuda de un psicólogo para que lo ayude a procesar sus emociones.
  6. Aislamiento social: Si un niño se aísla de los demás o se niega a participar en actividades de las que antes disfrutaba, puede ser una señal de que está lidiando con problemas emocionales. Habla con él o llévalo a un profesional.
  7. Cambios en los patrones de juego: Si un niño cambia sus patrones de juego, como evitar actividades que antes disfrutaba o tener problemas para jugar con otros niños, puede ser una señal de que está lidiando con dificultades emocionales.
  8. Autodaño: Si un niño empieza a hacerse daño a sí mismo de alguna manera, como morderse las uñas hasta sangrar o rascarse la piel hasta hacerse daño, puede ser una señal de que necesita ayuda adicional.
  9. Preocupaciones obsesivas o excesivas: Si un niño se preocupa constantemente por algo que parece ser fuera de proporción a la situación, como miedo excesivo a estar separado de sus padres o preocupaciones constantes sobre su desempeño académico, estate atento, porque puede ser una señal de alarma muy poderosa.
  10. Problemas de control de impulsos: Si un niño tiene problemas para controlar sus impulsos, como pelear con otros niños o romper objetos intencionalmente, puede ser una señal de que necesita ayuda para aprender habilidades de autocontrol.
  11. Cambios físicos inexplicables: Si un niño experimenta dolores de cabeza, dolores de estómago u otros síntomas físicos que no tienen una causa médica aparente, puede ser una señal de que está lidiando con dificultades emocionales.
  12. Problemas de autoestima: Si un niño tiene una baja autoestima o se critica constantemente a sí mismo, puede ser una señal de que necesita ayuda para desarrollar una imagen más positiva de sí mismo.
  13. Problemas de atención y concentración: Si un niño tiene dificultades para concentrarse en tareas escolares u otras actividades, puede ser una señal de que necesita ayuda para mejorar sus habilidades de atención y concentración.
  14. Cambios en el apetito o en el peso: Si un niño experimenta, de repente, cambios significativos en su apetito o en su peso, puede ser una señal de que está experimentando estrés emocional.

Formas de ayudar a un niño sin ir al psicólogo

Hay muchas formas en las que los padres o cuidadores pueden ayudar a un niño que puede estar enfrentando dificultades emocionales sin necesidad de buscar la ayuda de un psicólogo. Algunas formas de ayudar a un niño incluyen:

  1. Ofrecer un ambiente seguro y de apoyo: Un ambiente seguro y de apoyo es esencial para el bienestar emocional de un niño. Los padres o cuidadores pueden ofrecer este ambiente asegurándose de que el niño se sienta amado, valorado y respetado. Cuando un niño se siente solo ante el mundo y ante sus sentimientos, y, encima, es incapaz de comprenderse y de saber por qué está experimentando cierto tipo de emociones. Contar con la ayuda de una figura de apoyo puede ayudarlo mucho.
  2. Escuchar al niño: Escuchar al niño y validar sus sentimientos es importante para su bienestar emocional. Los padres o cuidadores pueden hacer esto al prestar atención a lo que el niño está diciendo, mostrando interés y haciéndole saber que su opinión es importante. Y esto es crucial porque, en muchos de los casos, tendemos a pensar que una rabieta es pasajera. Sin embargo, cuando una rabieta trae oculta una ansiedad grave o una depresión, esto puede hacer que empeore.
  3. Establecer rutinas y límites: Las rutinas y los límites proporcionan estructura y seguridad para los niños, lo que puede ser especialmente importante cuando están enfrentando dificultades emocionales. Porque, cuando un niño tiene ciertas pautas que atender, se aleja de las emociones negativas y se fuerza por seguirlas. Por lo tanto, se aleja de lo que está sintiendo para estimularse con algo positivo.
  4. Promover actividades saludables: Participar en actividades saludables, como deportes, arte o música, puede ayudar a los niños a liberar el estrés y mejorar su bienestar emocional. El turismo es otra forma de ayudarles, porque les obliga a estar pendientes a una nueva sucesión de estímulos que no había visto hasta entonces. Es importante recordar, nos comentan Visitaubezaybaeza, que contar con la ayuda de guías turísticos de la zona o con packs especializados que incluyan a los niños, porque no todos los viajes cuentan con ello.
  5. Enseñar habilidades sociales y emocionales: Enseñar habilidades sociales y emocionales, como cómo resolver conflictos, puede ayudar a los niños a lidiar con dificultades emocionales de manera más efectiva. Muchas veces no basta con escuchar a un niño y con darle dos palmaditas en la espalda. Muchas veces un niño es incapaz de lidiar con lo que está sintiendo en su interior, y necesita aprender a saber cómo controlar sus emociones y, lo más importante, por qué está sintiendo lo que está sintiendo. Porque sí, muchos no saben lo que sienten ni por qué lo sienten. Por lo tanto, la educación emocional es una de las partes cruciales en estos casos.

Si, aun así, te sientes perdido, te aconsejamos acudir a un profesional que entienda del tema, como un psicólogo o un psiquiatra infantil.